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Se amplía el plazo del envío de resúmenes como propuestas de comunicaciones y mesas redondas, hasta el día 20 de diciembre de 2010 (entre en Participación, normas y siga las instrucciones)
A partir de entonces, la Comisión Científica revisará y comunicará la aceptación de dichas propuestas, hasta el día 10 de enero de 2011.
Se amplía el plazo de inscripción en el Congreso, hasta el 25 de enero de 2011. Asimismo, el pago de las cuotas de inscripción se hará hasta el 31 de enero.
Se amplía el plazo del envío de los textos para ser publicados en las Actas del congreso (en CD/Rom com ISSN), hasta el 31 de marzo de 2011. Y recuerden: si su presentación no es en inglés, deberá enviarse, además de la traducción correspondiente, un documento en PowerPoint.
El Congreso se celebrará durante los días 9 al 11 de mayo de 2011
Los autores de las comunicaciones podrán modificar algunos aspectos de las mismas, hasta el día 30 de junio de 2011. A partir de esa fecha, se procederá a la publicación de las comunicaciones aceptadas, en versión papel.
Europa es un continente en el que conviven factores diferenciales y
complementarios. Así pues, su historia está tan llena de elementos contradictorios como de acciones unificadoras. Las
guerras civiles europeas marcaron el último siglo y medio, y la barbarie del siglo XX obligó, después de 1945, a poner en marcha una difícil vía de construcción de una Comunidad o Unión que sentara las bases de un proyecto de paz y democracia más duradero. A pesar de que la guerra fría impidiera de inmediato la materialización de un proyecto paneuropeo, no obstante posibilitó una primera reconciliación franco-alemana, hecho que habría de fructificar en la reconstrucción europea. Al contrario de lo que sucedió en los primeros años treinta del pasado siglo XX, fue posible poner en práctica un proyecto orientado hacia una democracia supranacional.
Con la caída del muro de Berlín en 1989, se abrieron nuevos horizontes, pero la crisis de los Balcanes se
encargó de recordar a los europeos que las divisiones culturales y políticas no habían desaparecido. Como bien recordaba Jacques Delors, la nueva Unión Europea se tuvo que hacer ciertamente más modesta, al hacer frente a una rápida ampliación, pero también se propuso lograr unos fines mucho más exigentes. Se definieron tres nuevos objetivos, a fin de que en la Unión se materializaran las cuatro libertades (libre circulación de personas, mercancías, capitales y servicios) y se creara la Unión Económica y Monetaria. Esos objetivos son la paz, la seguridad, el desarrollo
sostenible y la diversidad cultural. Éste es el punto en el que nos encontramos: construir una Unión Europea con más ciudadanía, más democracia y más paz.
El Tratado de Lisboa recoge esta preocupación. De otro lado, Europa podrá ahora comprender mejor la idea de una doble legitimidad en la que tiene que basarse:
la legitimidad de los Estados y la legitimidad de los ciudadanos. Por eso mismo
hay que contemplar la Europa de las nacionalidades bajo una nueva luz sostenida
por estos cinco puntos: en primer lugar, las antiguas naciones no han perdido
su actualidad, debiendo verse como realidades libres y abiertas y no como
entidades cerradas y proteccionistas; en segundo lugar, la memoria histórica tiene que afrontarse como un factor de diversidad cultural y no como
expansionismo chauvinista; en un tercero, los egoísmos nacionales tienen que dar lugar, en una sociedad abierta, a la cooperación y al respeto mutuo; en el cuarto, digamos que el pluralismo y la libertad son
incompatibles con el proteccionismo económico o cultural; y por último, lo que la Unión Europea pretende es construir una unión de Estados libres y soberanos que necesariamente legitime a los Estados y a
los ciudadanos.
Aquellas esperanzas de la Primavera de los Pueblos de 1848, trajeron consigo
ideas de autosuficiencia y de agresividad nacional. Hoy en día, una relativa pérdida de memoria puede hacer olvidar que las naciones tienen que incentivar la
responsabilidad cívica. De ahí que en 1989 se hiciera necesaria una moción cívica para que una cultura de paz pudiera vincular la pertenencia nacional con la
solidariedad europea. Para que los egoísmos nacionales no regresen, se hace indispensable comprender que no se trata de
crear una nación europea sino de construir una legitimidad compleja basada en el pluralismo, en
un sentido cosmopolita y universalista; capaz de enlazar libertad, igualdad,
diferencia, solidaridad, con el respeto mutuo y la dignidad de toda persona
humana.
Hablar de la Europa de las nacionalidades es, en efecto, comprender la Historia,
colocando los cimientos de una realidad política e institucional capaz de definir los intereses y valores comunes y de
defenderlos, preservando las diferencias y haciendo de ellas un factor de
encuentro, para la paz y la preservación de un patrimonio cultural común. La herencia y la memoria deben, así pues, coincidir. Europa necesita, en definitiva, reconocer lo que la une y lo
que la divide para lograr ser una Unión activa de Estados y Pueblos libres y soberanos.
Guilherme de Oliveira Martins
Las naciones son siempre el resultado de voluntades humanas que dibujan para sí mismas una vida en común y se proyectan en el futuro con esperanza en la continuidad temporal y aun en
la eternidad. Pero para que pueda garantizarse esa perennidad futura, e incluso
la simple existencia presente, hay que forjar una identidad propia en los
terrenos sagrados del tiempo y del espacio, es decir, en el tiempo mítico de los orígenes.
No es, pues, de extrañar que todas las naciones y/o nacionalidades inviertan une buena parte de sus
imaginarios en la elaboración de mitos de origen cuya función práctico-simbólica iguala frecuentemente su carácter estético y literario.
Tampoco ignoramos cuánto están íntimamente conectados estos mitos de origen con la producción simbólica de identidades colectivas, sin las que los pueblos y las comunidades jamás sobrevivirían como unidad. Pero, una vez que una cierta indagación ha estado frecuentemente en el origen de los más variados conflictos en el espacio europeo (y extra-europeo), alimentándose del desconocimiento mutuo y de la ausencia de perspectivas comparatistas y
dialogantes, que acercarían a las nacionalidades europeas más que las apartarían, deseamos constituir con este Congreso Internacional un repositorio analítico y crítico de los más importantes mitos de origen de las nacionalidades europeas, más allá de la promoción de una discusión problematizante y actual en torno a las principales temáticas que ellos encierran: de la literatura a la comunicación, de la historia a las artes, de la antropología a la sociología, de la política a la filosofía.
Es en este contexto donde nos interesa comprender de qué modo los discursos de la Modernidad han (re)invertido, metamorfoseado y/o
reforzado estas narrativas de origen de las nacionalidades europeas, y, además, qué sentido(s) les confiere la posmodernidad en el mundo contemporáneo, al apropiarse de ellos de manera cada vez más intensa y recurrente.
Porque sabemos cuán fuerte ha sido (y sigue siendo) la diseminación y el impacto de los Mitos de Origen de las Nacionalidades Europeas en el
contexto extra-europeo, cruzándose con los mitos de origen de las nacionalidades no europeas, estamos
particularmente interesados en conocer el modo como el Otro no europeo vive o
ha vivido nuestros propios mitos, de qué modo se ha apropiado de ellos en ciertos casos adaptándolos a sus propias circunstancias, o aún de qué modo la industria de la comunicación contemporánea ha permitido la globalización de esos mismos Mitos de Origen (estamos pensando, por ejemplo, entre muchos
otros ejemplos, en el modo como el cine viene apropiándose de los mitos más antiguos de Europa, devolviéndonoslos en versión
hollywoodiana).
Finalmente, y en escala inversa, estamos particularmente interesados en el
registro, en el conocimiento y en la comprensión del riquísimo acervo mitológico de espacios geográficos insulares en los que el imaginario de los orígenes adquiere configuraciones muy particulares de singular belleza y
profundidad.
Esta Conferencia Internacional tiene pues, como objetivo primordial, contribuir
al vasto fondo de reflexión sobre el futuro de una Europa unida, precisamente por ser diversa y múltiple en sus Mitos de Origen relacionados con las diversas nacionalidades que
la constituyen.
Investigadores y expertos nacionales e internacionales, reconocidos en los
campos de las artes y de las ciencias humanas y sociales, contribuirán a profundizar en el debate en torno al tema propuesto y a las líneas fundamentales que configuran la eterna demanda identitaria, entre la
legitimación narrativa y las varias metamorfosis de los mitos de origen.
El Congreso Internacional, celebrado bajo el alto patrocinio del Presidente de
la Comisión Europea, cuya Comisión Científica está presidida por el Dr. Guilherme de Oliveira Martins, tendrá lugar en la Universidade de Aveiro, Portugal, los días 9, 10 y 11 de mayo de 2011, en una organización conjunta del Centro de Línguas e Culturas de la Universidade de Aveiro (CLC), del Centro de Línguas e Culturas Lusófonas e Europeias de la Universidade de Lisboa (CLEPUL) y de la Associação Internacional de Estudos Ibero-Eslavos (CompaRes).
En este momento ya están garantizadas las Conferencias Plenarias del profesor Eduardo Lourenço y del Profesor Zygmunt Bauman, Prof. Michel Maffesoli, Prof. Moisés Martins e do Professor Zygmunt Bauman.. El Congreso Internacional cuenta con
una amplia y reputada comisión científica nacional e internacional, habiendo recibido el apoyo y la asociación de decenas de otras instituciones culturales y académicas portuguesas, europeas y de fuera de Europa (ver
Organización del congreso).
Maria Manuel Baptista
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INSTITUCIONES ORGANIZADORAS
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